¿Por qué hablas de la muerte del fanzine?

A principios de los ‘90 con el auge del internet, creo que los blogs reemplazaron aquellos fanzines fotocopiados que circulaban en comunidades punks, hardcores, anarquistas, feministas; con la irrupción de los blogs se encontró otra manera de hacer circular esos y otros tipos de contenidos y motivando a mucha gente a compartir lo que uno hacía sin esperar que sea legitimado o avalado por una institución. Creo que el fanzine perdió un poco de relevancia en esa época y que en la actualidad fue retomado, como una práctica más ligada a grupos artísticos. Ahora podemos encontrar muchas autopublicaciones de literatura, arte, ilustración, fotografía o con la temática que te imagines, aunque el espíritu sigue siendo el mismo: distribuir lo que vos hacés sin intermediarios, una posibilidad horizontal de compartir entre pares.

Tu obra actual dialoga mucho con internet y los memes que son muy efímeros y se desconoce le autorx. ¿Cómo se vió modificada tu obra con los inicios de internet?

Cuando empecé a producir, mi principal motivación fue hacerlo circular por internet. En esa época no tenía computadora, iba a los cybers a escanear y a subir mis trabajos. Me motivaba poder subir, que lo vean en cualquier otra parte del mundo, me comentaran algo y también poder conocer el trabajo de otrxs artistas que de alguna manera su producción dialogaba con lo que a mí me gustaba. Cuando empecé con publicaciones en papel fue otra forma de hacer circular lo que hacía de manera muy económica. Hacía un cuarto de hoja A4 con mis dibujos, como una forma de generar un intercambio.

¿Creés que hay una pérdida de autoría en internet?

Siento que es imposible retornar a esa idea de anonimato que tenía internet en sus inicios. Donde unx, desde un avatar o con un nombre de fantasía (nickname), lanzaba contenidos en las redes. Hoy con todo el tipo de validaciones de identidad que existen, los perfiles son cada vez más personales, y contienen cada vez más datos. Estamos generado, queramos o no, información sensible sobre nosotros: lo que nos gusta, nuestros consumos, etc.

Si bien algo que me interesa de los memes es esa pérdida de autoría, y esa reapropiación al infinito, ahora con la irrupción de los NFTs justamente pienso que se está dando como una vuelta de tuerca, una forma de generar escasez artificial de contenidos digitales y reconocerles que detrás de ellos existe un autor. Una forma de darle valor a esos productos digitales.

Estamos en transición, en presencia de una nueva tecnología y el surgimiento de otro tipo de mercado para los productos digitales.

¿Por qué la insistencia en el papel? ¿Por qué insistir en imprimir dibujos de memes que salen de internet en papel, tazas, remeras?

Creo que devuelve el fetichismo del objeto, ese producto que está en internet, que es totalmente desmaterial y se puede reproducir al infinito. El hecho que vos lo puedas tener en un objeto le da otro tipo de valor, lo pone en una vidriera. De alguna forma le devuelve una suerte de aura, una forma de decir: “che, esto que está pasando es importante”. En internet es todo muy efímero y se hace difícil encontrar lo que uno busca si no estabas conectado en el momento justo y en la red social indicada. La insistencia en el papel puede ser una forma totalmente inconducente de hacer perdurar algo, hacerlo tangible. Las publicaciones en papel te dan otra experiencia, es una forma de resistencia a las pantallas. En lo personal, me ayudan a focalizar mi atención, dado que no podés seguir abriendo ventanas. Y también da la idea de una unidad de pieza u obra autocontenida por su propio peso. Los fanzines en los ‘80 tenían el objetivo también de generar contacto, vínculos entre las personas, en una época en la que era más difícil en ese momento encontrar personas que piensen como vos, no como ahora que nuestros vínculos están mediatizados por algoritmos.