Aguadulce, la playa más popular de Lima, tiene el agua salada. Lo que parece una contradicción, puede verse como una señal de que en este lugar las cosas funcionan con una lógica distinta: la de un territorio libre, como en el mundo al revés de los antiguos carnavales. Tal vez no exista sueño de caos y libertad más maravilloso que el de una tarde de verano en Aguadulce, con su arena abarrotada de colores, sabores y gente buscando un pedacito de mar. Cada quien será lo que quiera ser y se llevará de recuerdo un retrato en un crucero en las Bahamas, o rodeado de animales en la selva amazónica. Frente a escenarios de fantasía, la arena es terreno fértil para el amor, y el agua para la libertad. Los recuerdos de los bañistas desfilan ante nuestros ojos convertidos en tatuajes que transpiran la piel dorada por la mezcla del sol y el agua salada de Aguadulce.
Aguadulce
Adrian Portugal
64 páginas
21 x 28 cm